jueves, 1 de diciembre de 2016

La Columna Incómoda


“Los plazos se acortan y en política los plazos son la mitad, por lo menos, de la jugada” Carlos Fuentes en La Silla del Águila.
El proceso para elegir gobernador del Estado de México está en curso. A finales de enero iniciarán las precampañas. Los partidos políticos preparan sus jugadas. Morena probablemente aproveche esta etapa para fortalecer su posicionamiento, a través de dos de sus figuras estatales visibles, donde Delfina Gómez Álvarez tendría la mayoría de las simpatías de los morenos.

El PRI lleva a cabo una elección en la que se juega su permanencia, pues si pierde el estado seguramente perderá la Presidencia de la República, con el riesgo de desaparecer como partido competitivo.

En el PRD actúan como si estuvieran desesperados, buscando alianzas por todos lados, si es derecha o izquierda, no importa, la prioridad es la sobrevivencia. Por ello los panistas y los columnistas los ‘tientan’ con la zanahoria del gran bloque para desplazar al PRI.

Recordemos que hace seis años hubo una intentona aliancista PAN-PRD, que dejó colgados de la brocha a los ciudadanos, que auguraba una derrota del PRI. Igual a cómo se quiere mostrar ahora. Esa fallida alianza fue desactivada por dos personajes: Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, gobernador y presidente de la república. El argumento: si el PRI perdía el Estado de México, se complicaba su “regreso” a Presidencia de la República, cuyo candidato inevitable era Peña Nieto. Los operadores, como se supo después, fueron Fernando Gómez Mont y Luis Miranda Nava, encargados de las secretarías de Gobernación y de Gobierno; aquél tuvo que renunciar cuando se conoció el escándalo. La paradoja fue que los medios culparon a López Obrador de impedir esa alianza. 

En esta ocasión participan nuevamente los mismos personajes: Enrique Peña y Felipe Calderón, quienes buscan evitar que el PRI pierda el Estado de México en 2017 frente al “nuevo enemigo”, Morena. Pues ante la debacle que vive el tricolor, existe el riesgo de que pierda su bastión político y económico. Entonces, de ser necesario, se entregaría la gubernatura, pero al PAN, como el primer paso hacia la Presidencia de la República en el 2018; ya no para Calderón, pues la Constitución no permite la reelección, sino para su mujer, quien garantizaría la sobrevivencia del PRI, como lo hicieron, en su momento, Vicente Fox y Felipe Calderón, y la impunidad del gobierno saliente.

No es casual que los grupos de poder hayan acarreado agua para su molino, con la coyuntura de la elección en los Estados Unidos, donde “una mujer”, según ellos, ganaría por primera vez la presidencia. ¿Quién no recuerda las patéticas imágenes de legisladoras panistas con la playera de La Clinton en la sede del congreso? ¿Qué dirían los mexicanos si los diputados y senadores o los funcionarios norteamericanos se pusieran la playera de La Calderona, apoyando abiertamente a la derecha mexicana?

Ante el cada vez más probable triunfo de López Obrador en el 2018, ya se echó a andar la aplanadora en los medios: todos contra Obrador. Mientras las televisoras ceden espacios y entrevistas benévolas a las ‘Hilarys’ mexicanas: Josefina y Margarita, quienes reciben el trato de finas damas y de mujeres adalides de la libertad y la lucha por los desheredados. Ya hasta tenemos telenovela (‘La Calderona’, digo ‘La Candidata’).

Y el PRD, desesperado por sus porcentajes nacionales de un dígito, es tentado por ese grupo, para que se sume al proyecto de alianza con el PAN en el Estado de México y aíslen a Morena. Sus argumentos son respaldados por “encuestas serias” que favorecen a otra mujer; panista por supuesto, llamada Josefina.

La elección del Estado de México no es el laboratorio de la elección presidencial, sino la primera mitad de la jugada para el 2018. Aquí se juega la permanencia del proyecto neoliberal, que ha logrado crear a muy pocos muy ricos y a muchos millones de pobres, contra otro proyecto que quizá no sea el mejor, pero no se puede negar que es una alternativa diferente a lo que vivimos. Hasta ahora se ha impedido en México el triunfo de un proyecto de izquierda. Pero la gente ya se cansó del PRI y de la cínica corrupción. Las encuestas lo mandan al tercer lugar. ¿Qué sigue?

“A los tiranos no hay que suavizarlos hay que enfrentarlos.” Enrique Krauze.
En medio del desconcierto y la desazón, pregunto: ¿A quién le importa Chicoloapan? ¿Un concepto, un pueblo, un ciudadano? Qué más da. Si al final todos los políticos buscan lo mismo, su bienestar familiar. Quién esté limpio de tranzas que lance el primer discurso. Ay sí, ya vendrán los del PRI y los del PRD para decirnos lo preocupados que están por nosotros. Nosotros, los miserables, los pobres, los sin importancia, los que aparecemos en los padrones de prospera, de oportunidades y de todas esos listados del oprobio y la vergüenza nacional. 

Pero si sigo escribiendo así, muy rápido me van a replicar que hablo porque estoy contaminado del mal humor social, de ver sólo lo malo sin ver lo bueno, que es lo que cuenta. Pero yo les digo que lo único que veo es la miseria cultural y la corrupción, o sea, el robo público impune y sin castigo de la mayoría de los políticos. Veo cómo los gobernantes, que de gobernantes no tienen nada, son más cínicos cada vez y, con la mayor desfachatez, distribuyen limosnas mientras se reparten el presupuesto entre ellos y sus familias. Y hasta lo presumen en las redes sociales. ¿A quién le cabe en la cabeza presumir que cada vez repartimos más limosnas, es decir, que cada día hay más pobres en México? Es la miseria cultural, digo.

¿Que quién manda en Chicoloapan? Hasta la pregunta ofende. Nada hay nuevo bajo el sol, y como decía la voz popular en el tiempo del ‘Maximato’: “Aquí vive el presidente. El que manda vive enfrente”. O como me dijo, convencida, una figura de primer nivel dentro del gobierno municipal: “Si con el anterior estábamos mal, con éste estamos peor”.

Juan Bautista Mendoza

P.D. Para evitar contagiarlos de mi mal humor social, cedí varios meses este espacio a otras voces, con entrevistas. No soy monedita de oro. Unos aceptaron, otros me hicieron el fuchi. Otro, más diplomático, dijo que sí, pero nunca dijo cuándo. Hice dos veces las solicitudes de audiencia con su secretaria, otra con su particular y una más con uno de sus cercanos, quien incluso dijo: “yo creo que ya mero, pues estamos por iniciar grandes obras”. De eso ya pasaron diez meses. Así que mis queridos ciudadanos, estamos de regreso. Se tendrán que soplar los desvaríos de este columnista que cuenta lo que no se cuenta, pero tomen en cuenta que hay quien me quiere descontar, y ya pa’ que les cuento si ya saben quiénes son. Ahí les encargo.

Consulta tambien La Gaceta de Chicoloapan

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