miércoles, 23 de enero de 2013

Columna Incómoda 114

Es común repetir frases trilladas que, se afirma, fueron dichas por ciertos personajes, lo cual no necesariamente es cierto. Por ejemplo, el tan manoseado: Si los perros ladran es que avanzamos, que se atribuye a Cervantes, es decir al Quijote, no existe tal en su obra. En el caso de los políticos mexicanos se mencionan, a veces fuera de contexto o sin haberlo leído, frases o aforismos de Don Jesús Reyes Heroles, un personaje cuya talla política, ética, ideológica aún no ha sido igualada dentro de las filas del PRI.
Jesús Reyes Heroles representó en su momento para unos el prototipo del hombre de Estado, y un intelectual orgánico, en los términos de Gramsci, para otros. Su formación intelectual y académica le permitió entender y explicar el origen de nuestro país como nación. Pero no sólo, sino que ocupó cargos estratégicos que le permitieron llevar a cabo la cristalización de sus ideas. Entre otros, la presidencia del PRI Nacional y la Secretaría de Gobernación en una década fundamental de México, los años setenta, y terminó sus días al frente de la Secretaría de Educación, al principio de la década de los 80.
Su formación y su praxis política le daban autoridad para señalar, orientar, aconsejar o cuestionar a sus correligionarios: El que se autodefinía como “intelectual político o un político con ideas” recomendaba una formación teórica sólida que guiara el actuar de los políticos profesionales “Únicamente los anclados en lo elemental piensan que se puede seguir una política o hacer política sin ideas. La política es en su esencia una actividad cultural". Si bien reconocía que la teoría sin práctica podía ser estéril, “la práctica absoluta, sin teoría, puede llevar a la barbarie”.
Siempre tolerante, asumiendo una visión de estado, llegó a la dirigencia del PRI en 1972, en momentos delicados para el país, y con un alto descrédito hacia el partido. Recién se habían vivido los hechos del 68 y del 71. A sus compañeros habla de tolerancia y de inclusión, no de desaparecer al contrario: “Coloquio constante con todos, piensen como piensen; confianza en nuestras ideas; ver con ojo escudriñador lo que nos rodea; leer con avidez, escribir y hablar, ganar las cátedras, conquistar todas las trincheras ideológicas, ir a las plazas, ser, si esto sirve, hasta predicadores dominicales; dialogar con los campesinos, con los obreros, con la amplia y ramificada clase media, para ser orientados y poder orientar.”
Tenía claro el papel que representaba como dirigente del partido en el gobierno en los años del surgimiento de la guerrilla urbana. Era de la mayor prioridad iniciar la democratización del país, pero también la renovación de los procedimientos al interior del partido: “la auténtica y verdadera expectativa del progreso democrático está dentro de nuestro Partido. Tenemos que elevar la contienda interna, ocuparnos de las ideas, alzar la mira: que todos los militantes que aspiren a las candidaturas luchen ante la base, convenzan a sus compañeros de partido, obtengan adhesiones por su conducta y su modo de pensar y se olviden de las antesalas y de los corredores en las oficinas de funcionarios o dirigentes. Soluciones en la base y con ella, no arreglos desde la cúpula.”
Hacia afuera, buscó e impulsó los cauces para la participación y la confrontación de ideas para la solución de los problemas: “a quienes esgrimen ideas, combatámoslos con ideas. Respeto para nuestros adversarios, que no son nuestros enemigos, puesto que son mexicanos.” Pero también era claro al señalar que las ideas propias deberían defenderse con todo. El debate debía ganarse en todos los foros: “seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo”.
Ya como Secretario de Gobernación (se dice que López Portillo afirmo que fue al único que le dejó escoger cargo) logró plasmar su proyecto de democratización de las instituciones públicas con la reforma electoral de 1977, que permitió la incorporación a la vida electoral a los partidos PCM, PDM, PST y PRT. A diferencia de quienes quisieron desaparecerlos o cerrarles las puertas los incorporó: creyente de la importancia de contar con una oposición real: lo que resiste apoya.
Al ser considerado como un ideólogo del PRI, sus militantes debieran de conocer, sino su obra teórica, que es muy densa, si sus discursos políticos (de donde se toman la mayor parte de las frases aquí citadas), que fueron pronunciados puntualmente. Otras de sus muy variadas prédicas, consignas o frases:
* “algunos piensan que sólo los parientes son capaces de desempeñar ciertas funciones y los designan. Quienes sinceramente lo creen tienen un círculo de acción muy reducido y un mirador muy estrecho, no ven más allá del minúsculo círculo familiar”.
* “la política demanda pasión, pero, a la par, mesura, sosiego interno, dominio de sí mismo, para no intentar dominar a otro u otros; aspirar a dominar las cosas y no a los hombres.”
* “Es más fácil ser dogmático que negociador, ser intolerante que tolerante; es más fácil dividir que juntar”.
* “Vamos a avanzar, reconstruyendo y construyendo al mismo tiempo, abordando los problemas desde su raíz, no quedándonos en el follaje”.
 * “Flotar no es gobernar.”
* “Disponemos de un rico legado, de flexibilidad, que ha permitido vencer o eludir obstáculos y superar dificultades, sin quebrantar la línea esencial del Partido. Ahora, más que nunca debemos conocer nuestro rico pasado como Partido, para poder cimentar un mejor futuro, que esperamos pronto se convierta en buen gobierno”.

Juan Bautista Mendoza