jueves, 24 de mayo de 2012

Columna Incómoda 107

El grupo en el poder ha tenido un desgaste político ganado a pulso que le ha generado divisiones internas, por ello, se preveía que el proceso electoral del 2012 se encaminaría hacia la alternancia. Pero los nombres de los candidatos alternos diluyó esa percepción, pues hay una gran incertidumbre de hacia dónde se irán la mayoría de los votos en Chicoloapan.
No es nueva la reacción de rechazo de cualquier candidato una vez designado por su partido. Siempre habrá seguidores o detractores, o a quien le importe un bledo lo que suceda en la política. Pero en esta ocasión el preámbulo dentro del PRI Chicoloapan mostraba un rechazo generalizado hacia un personaje. Muchos llegaron a afirmar que ante el escenario positivo que vivía el PRI entre los ciudadanos, cualquier candidato o candidata podría ganar, menos uno. Así lo manifestaron ante diversas instancias y de diversas formas. El resultado ya se sabe, fue impuesto el que no querían; el que dijeron que perdería la elección. Y así el PRI de Chicoloapan tiene candidato a la Presidencia Municipal.
Y al parecer no estaban equivocados los dirigentes priistas, pues al darse a conocer el nombre vino, primero, el desencanto entre los militantes y simpatizantes; luego, el malestar al sentirse ninguneados, por decir lo menos, por parte de la cúpula estatal por su insensibilidad o desprecio de las expectativas municipales. Consumada la imposición, se viene dando un rechazo generalizado, ya no de los dirigentes que velarán por sus intereses, sino entre la ciudadanía que enfrenta un nuevo dilema: ¿Y ahora, a quién dar el voto?
Esta incertidumbre se incrementará cuando sean difundidas las planillas. Era de esperarse que si el PRI quiere rescatar el poder municipal, los líderes y dirigentes habrían de conformar una planilla atractiva,  que incluyera a los líderes vecinales de las comunidades, que han apoyado siempre al partido y no han sido jamás beneficiados. Pero esto es un asunto de familia, parece ser el mensaje del los priistas, y la planilla se integrará con los familiares más cercanos de los dirigentes. Faltaba más.
Y en los otros dos bandos ¿qué se puede esperar? Por un lado un candidato que dice no interesarle el poder, pero que seguramente hará todo por imponerse y aparecer en la boleta electoral. Y por otro, un candidato gris, rodeado, siempre por los mismos, a los que la gente quiere cambiar.
“Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco” proverbio antiguo.
Como siempre, en unos días estaremos presenciando, por partida triple, la hybris (soberbia) política: la del Tricolor, en donde se considerará ganada la elección por el efecto Peña Nieto y el despilfarro de apoyos, que haría olvidar la imagen del candidato. La del Socio Águila con sus encuestas a modo y captando las inconformidades de sus dos expartidos y prometiendo  el “cambio verdadero”, que haría olvidar la imagen del candidato; y la del Amarrillo, engallado por la nominación del candidato tricolor, con un grupo enquistado en el poder que confía en el manejo clientelar de los programas sociales, lo que haría olvidar la mala imagen de gobierno. Seremos testigos de los señalamientos de la paja en el ojo ajeno de los adversarios; el avasallamiento y descalificación de sus equipos a quien no esté de acuerdo con ellos y una proliferación de libelos y mensajes clandestinos
Por lo que he escuchado y a decir de algunos, se incrementaría el abstencionismo; asimismo, se afirma que el 1 de julio vendrán en avalancha los votos sancionadores hacia las imágenes negativas de los tres candidatos ¿Quién será el principal depositario de los votos de castigo?
Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Vivimos un proceso interesante en Chicoloapan. La ciudadanía, tan heterogénea con sus 123 mil votantes, sabe que tiene en sus manos la decisión. Sabe que todos irán a buscarlos, tocarán sus puertas y recibirán muchos besos y obsequios. Y sobre todo, promesas, que pasada la elección se irán al bote de la basura, igual que la propaganda. Está elección, con unos candidatos impuestos por encima de las expectativas de la gente, está impulsando la madurez política.  Quien siga pensando que la gente es tonta, se va a llevar una gran sorpresa; quienes crean que sus dádivas comprarán un voto, viven fuera de la realidad. Insisto, la gente acudirá a los eventos, reuniones y mítines precisamente porque no es tonta; recibirá los apoyos porque son para ellos y no salen de la bolsa de los candidatos. Pero el 1 de julio, en la intimidad de las mamparas electorales, los ciudadanos decidirán en libertad quién es el candidato que menos daño generará en nuestro municipio. Los sorprendidos, como siempre, serán los candidatos perdedores.

Juan Bautista Mendoza