domingo, 9 de diciembre de 2012

Columna Incómoda 113

Poder que no se comparte, se parte. J.R.H.
La Presidencia Imperial no sólo es un excelente libro de Enrique Krauze, que examina seis décadas del sistema político que caracterizó a nuestro país a partir de 1940, sino una categoría histórica para entender una forma de ejercer el poder presidencial. Quizá uno de los estigmas de los políticos mexicanos sea el desear ejercer el poder de forma absoluta, como si dijeran: “La presidencia soy yo”; e intentar seguir mandando, aunque haya terminado su periodo, a través de un sucesor sumiso y obediente. Esos intentos han terminado, a veces, en tragedias. Por eso es muy saludable que los políticos profesionales conozcan la historia y las biografías de México y sus gobernantes.
Cuando se escucha que en la próxima administración no se permitirán visiones o actitudes de grupo, ni tajadas de poder, sino la unicidad; uno se pregunta si será por temor o por el virus de la tiranía: Temor a perder el control de sus subordinados o satisfacer la megalomanía de “Yo soy el jefe”. Más aún cuando el poder atrae a las claques aplaudidoras; aquéllas que contestan: “las que usted quiera, señor presidente”, cuando el jefe les pregunta qué hora es. Es importante que fuerza no sea confundida con despotismo. Se debe distinguir perfectamente entre liderazgo, que convence y convoca, y disciplina, que a todo dice sí pero agazapa intenciones de todo tipo.
En política nadie está muerto hasta que lo está.
Decidir jubilar a ciertos personajes cuya intención no es precisamente el retiro, está fuera de toda realidad y reaparecerán cuando menos se lo esperen; sin contar con la existencia de los grupos contrarios al partido que, en enero, estará en el poder, y que pueden complicar el ejercicio del poder. Las coyunturas como la que se viven actualmente, exige contar con aliados, no con subordinados.
El equipo
Para lograr resultados es fundamental que las posiciones las ocupen las personas adecuadas. No basta la sólo presencia y supervisión del jefe. En una empresa, por más supervisión y control del patrón, no se podrá lograr que un obrero sin capacitación y sin experiencia haga lo que un obrero calificado.  ¿En la administración municipal estarán los más capaces; los amigos o los  incondicionales (que no es lo mismo); o los que necesitan chamba?
Una preocupación filtrada por uno de los prominentes próximos funcionarios: “Hay mucha inconformidad, nada más que ahorita no lo dicen, porque piensan que les van a poner tache. Pero lo que es más lamentable, es que en La Escuelita nadie diga qué piensa o qué va a hacer por Chicoloapan. A todos sólo les interesa en qué lugar van a quedar o cuánto van a ganar. Si seguimos así, en seis meses la ciudadanía nos va a señalar a todos como una bola de rateros”.
La casa del sol
Por cierto que recién se acaba de inaugurar una nueva casa de cultura. Y uno se pregunta ¿por qué siempre que se habla de cultura se piensa en clases de macramé o danzón y porqué se van más de 500 años atrás?. No dudo que haya quién hable nánuatl aquí en Chicoloapan, pero nunca he entendido esa tendencia de poner nombres prehispánicos a lo que se relacione con cultura. A veces creo que es el trauma de la conquista. El no poder olvidar a entes diferentes a nosotros, como a aquél aguerrido y enorme soldado español, de gran melena y barba rubia, cuya sola presencia deslumbraba a los nativos, al grado que lo llamaban el sol (Tonatiuh). ¿Hay alguna razón de fuerza para no poner un nombre mexicano a una casa de cultura. Por ejemplo: Juan Rulfo o José Revueltas o Ricardo Rosas Delgadillo?
La cuestión es que ya se inauguró, y es importante saber si el nuevo ayuntamiento tendrá una, dos o más casas de cultura, porque como ya hay otra en Auris, que por cierto también tiene nombre náhuatl. ¿O habrá una de primera y otra de segunda? No se porqué, pero eso me recuerda una anécdota de don Chava Flores, cuando afirmaba que él era sólo un poeta del pueblo y luego le preguntaban, qué si los poetas servían de algo o ¿para qué servían? Entonces, ¿Qué es eso de la cultura? ¿Es una casa? ¿Una actividad? ¿Una posición ante la vida? ¿Sólo existió en los pueblos prehispánicos?
Lamentable
Cuando creía que el crecimiento del pueblo de Chicoloapan, la cercanía con la ciudad que tiene el mayor nivel educativo del país y, sobre todo, la posibilidad de acudir a una escuela o universidad, generaría una apertura política y una visión más amplia entre los actores políticos, me doy cuenta de cuan errado estoy. Y todo por una simple calavera literaria.
El orgullo de su nepotismo
El presidente electo, como una respuesta al nepotismo que caracterizó a las pasadas administraciones, firmó el compromiso de no incluir a la familia en la nómina. La duda es si esto aplicará sólo para él, o alcanzará a todos los miembros del Ayuntamiento y los directores.
El ingenioso de Hidalgo
Juan Bautista Mendoza