domingo, 22 de abril de 2012

Columna Incómoda 106

Los pueblos tienen los gobiernos que no pueden evitar. Al momento de escribir esta columneja, aún cuando no están definidos totalmente los candidatos, ya están perfilados tres. Y los comentarios que escucho al difundirse los nombres de los nominados son en el tenor de: Esto ya se complicó. Pues al parecer ningún candidato satisface las expectativas de la comunidad. Es de entenderse, si a los ciudadanos no se les toma en cuenta para definir aspirantes en los partidos, cuando se conocen vienen los desencantos. Pero así es actualmente la competencia electoral. Los partidos tienen dueños y ellos deciden a quien invitan y a quien no a la fiesta. Si le gustan o no los candidatos, mis queridos ciudadanos, tienen de dos sopas: o no vota o razona su voto. De todas maneras uno va a ganar.
La diatriba.
En épocas electorales circulan los libelos clandestinos denostando y lanzando todo tipo de diatribas contra los candidatos o sus equipos. Sin embargo, ese tipo de descalificaciones normalmente no permea en las decisiones de la ciudadanía. Son más efectivas las críticas abiertas. Es el momento de hacerlo, hay sustancia y materia. Mostremos a los candidatos y a la comunidad que se puede elevar el nivel de la política. Es tiempo de dignificarla.
Muchos piensan y esperan que este columnista empiece a despotricar contra los candidatos, lo que equivale para algunos a un desfogue pasajero; pero al final regresan a la realidad. Hace algunos años, en las discusiones de los actores de teatro social, decían que era muy fácil atacar e incluso destruir al enemigo en el escenario, pero que eso servía sólo como una válvula de escape y volvía complaciente a la gente. Por ello la alternativa era plantear el problema en escena, e incluso, volverlo extremo, no resolverlo, para motivar a la gente a modificar su realidad. Es como el video de los “niños incómodos”. Allí está la bronca. Hay que resolverla en la vida real.
El defecto del efecto.
Los ciudadanos actúan de forma madura en las cuestiones electorales. Dentro de las opciones limitadas que les dejan los partidos para escoger, saben diferenciar con precisión y crear equilibrios. Los políticos creen que pueden comprar el voto, y que con una despensa, una beca o un tinaco pueden decidir la elección. Quizá sea cierto  en parte. La gente acude y recibe las dádivas porque necesita esos apoyos y porque sabe que son adquiridos con recursos públicos, que no provienen de la bolsa de los candidatos. Pero en solitario, en la intimidad de las mamparas electorales deciden su voto con libertad. No hay despensa que borre del imaginario colectivo las buenas o malas imágenes de los candidatos.
Y esta situación es válida incluso cuando de forma paralela, se lleve a cabo una elección presidencial atractiva, como ha sucedido en los últimos sexenios. Cuando se ha hablado de “El efecto”, y entonces los candidatos locales, estiman que el puro efecto los hará ganar. Pues no. Al menos no en Chicoloapan. Y aquí están los antecedentes

AÑO    Efecto              Partido    Pdte. de la       Presidente
                                                    República       Municipal

2000    Fox                   PAN          11,451            6,197
2006    Obrador            PRD          27,996          15,167
2012    Peña Nieto        PRI            33,949            ¿ ?

En el año 2000, con el llamado “efecto Fox”, el PAN obtuvo 11,451 votos, en tanto que su candidato municipal, desconocido para la gente y con un mínimo trabajo comunitario, obtuvo poco más de la mitad (6 mil). Para 2006, con el control total por parte del PRD de los cargos públicos (Diputación Federal y Local y Ayuntamiento), Obrador obtuvo casi 28 mil votos, mientras que el candidato del PRD a la Presidencia Municipal apenas logró 15 mil y estuvo cerca de perder. Para 2012, con el “efecto Peña Nieto” es de esperarse que el candidato a la Presidencia de la República obtenga al menos los votos que recibió Eruviel el año pasado (34 mil).  Los ciudadanos decidirán cuántos votos le tocarán al candidato local.
Ante el escenario de tres (PRI, PRD, MC), digamos que empezarán empatados la campaña, con un rezagado, como sucedió hace tres años. Es decir que cualquiera puede ganar. Sería interesante, para darle más sabor al caldo, que el PAN nomine a un ciudadano con presencia municipal.
Las condicionantes.
Son diversas las condicionantes para inclinar hacia uno u otro lado la mayoría de los votos. Aunque parece cliché, la inclusión tiene un peso fundamental. No es lo mismo sumar a todos, que sólo a los cuates. Eso funciona en la burocracia no en la contienda electoral. Dicha inclusión se observa desde la integración de la planilla que conformará el Ayuntamiento. ¿Cada uno de los partidos integrará a las fuerzas reales, en busca de los consensos, o sólo será una rebatinga por los despojos?
La imagen. Cada uno de los candidatos ha hecho su tarea y tiene la aceptación o el rechazo que se hayan forjado. Por ello quienes pierdan debieran de decir como los suicidas: “No se culpe a nadie de mi derrota”.
La cargada. Hace años funcionaba y era una muestra del control de los partidos sobre sus simpatizantes. Se esforzaban por “acarrear” (ahora dicen “transportar”) a la mayor cantidad de personas a sus actos y recorridos. Actualmente no es necesariamente cierto. Más aún cuando los que trasportan tampoco gozan de la imagen deseada.
El Proyecto. ¿Realmente piensan los candidatos que los ciudadanos les creerán sus promesas de campaña, si cuando han tenido los cargos no lo han hecho? La gente identifica a quienes sólo pretenden llegar para llevarse lo más que se pueda, sin importar la situación social, cultural y económica de Chicoloapan. Si han hecho un buen trabajo, entonces, sin recato, podrán repetir con el puntero en las encuestas Enrique Peña: “Tu me conoces. Sabes que se comprometerme. Pero los más importante: Se cumplir”

Juan Bautista Mendoza