domingo, 11 de marzo de 2012

Columna Incómoda 105

La Columna Incómoda
En los asuntos políticos, y en particular en los discursos de los políticos, hay que entender lo que se dice, pero también lo que no se dice. Tan importante es lo expresado como lo omitido. Así también, para evaluar a un político no sólo se debe tomar en cuenta lo que informa o cómo se califica a sí mismo, sino sobre todo lo que hace. No sé de ningún político que ande hablando mal de sí mismo o pregonando que es la peor opción, pero para conocerlo se deben conocer sus obras y sus acciones.
Los actuales representantes populares fueron electos hace casi tres años y andan buscando la forma de permanecer dentro del presupuesto. Los ciudadanos hemos sido testigos de cómo cuando un personaje prueba las mieles del poder, cree que debe ser para siempre y, por tanto, está eternamente buscando permanecer o heredar el poder, pues creen merecerlo. Observemos a nuestros representantes en Chicoloapan, usted ciudadano (a) ¿considera que han realizado un trabajo efectivo de beneficio social? ¿Usted ha visto y/o sabido de los grandes esfuerzos que realizaron en este tiempo para ayudar a la ciudadanía? ¿Los ha visto empujando proyectos de gran altura para beneficio de Chicoloapan? O más sencillo, ¿su labor los mantendrá en la memoria colectiva durante varios años pues la comunidad sentirá los beneficios de sus obras y acciones?
Pero así como dice la conseja popular que los hijos y los maridos por sus hechos serán queridos y la sabiduría antigua precisa que los hombres por sus hechos serán reconocidos, más parece que lo que desean los ciudadanos para sus representantes es mandarlos a un lugar de cuyo nombre no querrán acordarse.
Lo anterior es vigente cuando vivimos el proceso electoral 2012 y, seguramente, cuando vuelva a escribir esta columna ya sabremos quienes son los candidatos para nuestro municipio, y todos mostrarán su mejor cara y nos dirán lo idóneos que son para ocupar los puestos de elección popular. En estos momentos incluso aquéllos que renegaron o desconocieron a sus comités, o se dedicaron a dividir y torpedear a los demás, se presentarán como los amorosos, que están dispuestos a “sacrificar” sus ambiciones personales en pro de la unidad de sus partidos. Pero no hay nada nuevo bajo el sol. La comunidad identifica a los aspirantes y está atenta a quién será el abanderado oficial en cada uno de los partidos. Las definiciones delinearán el camino hacia el triunfo o la derrota.
En el PRD prácticamente está definido su candidato, al menos el grupo en el poder ya lo presentó, y lo que viene sólo serán rounds de sombra de los demás grupos, que en realidad sólo buscan mantener sus posiciones y tajadas de poder. Claro que actualmente están como gallinas en el corral: atentos al zorro que ronda y les quiere agandallar la candidatura, y que aprovecha las bardas promocionales de uno de los suspirantes para manifestarle su apoyo, pero además, con el agregado de basta de corrupción. Con ese fuego amigo para que quieren enemigos. En política no hay sorpresas lo que hay son sorprendidos.
En el PRI, al menos hasta el día de hoy 6 de marzo, impera la incertidumbre, pues como se sabe, el candidato será definido en las alturas y los grupos locales cruzan apuestas y mueven sus hilos para obtener la tan ansiada nominación. Están convencidos que la coyuntura y las circunstancias apuntan al regreso del PRI a la presidencia municipal, luego de doce años de vivir en la oposición, pero coinciden en la importancia del perfil del candidato. No sólo es cuestión de unidad o lealtad, sino sobre todo de imagen y aceptación entre la comunidad de quien los abandere. No se puede pedir a quienes han sido marginados y ninguneados que se sumen sin chistar a quienes han aplicado siempre una política sectaria.
Por lo que sabemos, la digirencia tricolor ha manifestado y pretende aplicar una política de inclusión y de respeto a todos los grupos y personajes locales. Este cambio de línea política lo estableció desde su toma de posesión el actual comité municipal, resultado, hay que decirlo, de un híbrido impensable hace años, al abrir la puerta de todos los priistas. El resultado está por saberse: O la dirigencia estatal refuerza esta línea política local o retoma y otorga la estafeta a la línea de cerrazón y exclusión, que ya muestra abiertamente el rechazo de los militantes y ciudadanos que por sus actos conocen a los que están en la lista.
Lo importante en todo caso es frenar ya a los gobiernos dedicados a nadar de a muertito, que buscan evadir conflictos y vivir tranquilamente su periodo. Chicoloapan no necesita administradores, requiere de un gobierno que asuma su función de representante del pueblo. Que lleve a cabo un trabajo titánico de tiempo completo para reencauzar el timón. Que impulse proyectos de gran visión que ayuden a sacar del hoyo en el que estamos los mexicanos. Un gobierno que rescate la participación ciudadana, en el diseño, planeación y ejecución de las obras y acciones. Los gobernantes no son “mandamases” son servidores públicos. Para eso les pagan.
No es casual el rechazo generalizado de los ciudadanos a la obra de remodelación de la plaza pública, pues además de no sentirla suya, la considera innecesaria o superflua, cuando en distintas comunidades existen grandes carencias. Cito a un ciudadano de la colonia Revolución: “¿No cree que son fregaderas que mientras en las colonias haya tantas necesidades, estos cuates se gasten tanto dinero en arreglar su estacionamiento?”

Juan Bautista Mendoza