sábado, 7 de mayo de 2011

Columna Incómoda 97

La última vez que el PRI ganó en Chicoloapan fue en 1999, cuando Arturo Montiel compitió por la gubernatura del Estado de México, y lo hizo con un margen de 17%. Después de esa elección, el PRI ha perdido todas (La ocasión en que estuvo más cerca fue en 2003, cuando la diferencia fue de 89 votos -Jesús Tolentino ganó la diputación federal con amplitud por los votos obtenidos en Chimalhuacán-). En 1995 se pierde por primera vez la gubernatura, con alrededor de medio punto (137 votos y más de mil nulos). En aquél entonces, la división entre los grupos priistas era muy evidente, además de que todos hacían como que trabajaban. Pero nunca hubo un trabajo sistemático y coordinado para sacar adelante la elección. Conocidos los resultados, pregunté a dos personajes representativos de los bloques que se habían formado, y ambos coincidieron en su opinión: “Estuvo bien. Pues de esa manera se muestra la incompetencia de quienes dirigen el comité municipal y evitamos que se fortalezcan”, me dijo uno; y, el otro: “Estuvo bien el resultado, pues con ello queda evidenciado como los otros grupos no trabajan, sólo descalifican al comité”.
En 2011 nuevamente se lleva a cabo el proceso electoral para renovar la gubernatura, con Eruviel Ávila como candidato del PRI (Cuando escribo esto, los otros partidos aún no han registrado a sus candidatos). El escenario en Chicoloapan se ve muy complicado para el PRI. Por un lado, porque la diferencia de votos es cada vez mayor. En 2006 hubo dos elecciones, en marzo, con el peor candidato que ha tenido el PRD, el PRI perdió la elección de ayuntamiento con una diferencia de 1,044 votos; en julio, el resultado de la elección federal fue aplastante: Manuel San Martín obtuvo 25, 810 votos (más de 15 mil respecto al candidato del PRI). En 2009, la diferencia “disminuye” a 3,928, debido a la caída electoral del PRD, que obtiene 18,456 votos, como resultado de la salida de San Martín.
Por otro lado, porque el proceso de unidad ha sido muy difícil por los conflictos personales y de intereses, aunado a que quienes debieran de propiciar la unidad, hacen lo contrario: basten dos ejemplos: Mientras Luis Videgaray, nuevo presidente del PRI en el estado declara que “la fortaleza del Partido Revolucionario Institucional del Estado de México está en sus comités municipales que representan la columna vertebral de la actividad partidista, en Chicoloapan, “el diputado” desconoce al comité municipal y a todos los que coincidan con él. Asimismo, mientras el mensaje del PRI es de unidad y se muestra incluyente, rescatando a personajes que habían abandonado el Partido, “el diputado” en Chicoloapan impulsa una política de exclusión, dividiendo al PRI, jalando a personajes menores a los que hace tres años desconoció por no tener ninguna representatividad.
Como consecuencia, los resultados en Chicoloapan parecen ser de mero trámite, sólo habrá que añadir en qué sentido operará el grupo de Manuel San Martín para proyectar la diferencia de votos. Pero sobre todo, los mensajes parecen repetir la misma película de hace seis años: Ante la posible debacle, los actores buscarán curarse en salud, culpando al de enfrente por su incompetencia y, creyendo que con ello se fortalecen.
El Bosco, el gran pintor holandés medieval, representaba a la soberbia con un personaje que se cubría la cabeza con un cubo, para no ver ni escuchar a los demás, pues consideraba tener la verdad absoluta. En ese sentido es que me refiero cuando hablo de soberbia política y que casi siempre conduce a la derrota electoral. Pues como me dijo en una ocasión don Jesús: “En el PRI todos se sienten chingones, pero ninguno es chingón”.
Lo único que les queda, a quienes desean un resultado positivo sería, como se dice en el futbol, hacer la “hombrada” y buscar un resultado honroso.
¿Y en dónde están los mexiquenses?
Al ver la fotografía publicada en un periódico de una de las visitas que hizo Alejando Encinas al Estado de México (pues como se sabe, vive en Coyoacán), aparece rodeado por personajes como Marcelo Ebrard, Jesús Zambrano, Alejandra Barrales, Dolores Padierna y Porfirio Muñozledo, ninguno de los cuales vive en el Estado de México, pero todos ellos hablando de lo que tiene que hacer Encinas en caso de ser Gobernador; y al ver el documento que el tabasqueño Obrador ha hecho firmar a Encinas, comprometiéndolo a realizar diferentes acciones, en caso de ganar, habría que preguntarse ¿Y en dónde están los mexiquenses? ¿Su opinión será tomada en cuenta? ¿Dónde están los dirigentes estatales que habían decidido aliarse con el PAN? ¿Y en Chicoloapan, que explicación darán los grupos a la gente que acudió a la consulta por la alianza?Enlace
El preguntón
Juan Bautista Mendoza

P.D. Ante la ausencia de una real oposición, la pugna se estaría dando dentro las propias filas del PRD. Veanlo si no: “Deja de que sea gris. El problema es que tenemos un presidente muy flojo. En lugar de estarse quejando de que no tiene lana, debería de ponerse a trabajar, levantarse de la comodidad de su silla y tocar puertas, hacer gestiones, luchar por obtener recursos”. No, no lo dijo ningún priista, ni siquiera el columnista incómodo, sino un prominente dirigente municipal del PRD.

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