Adiós al PRI
Hola
mis queridos ciudadanos. ¿Qué dijeron, a este mugre columnista ya lo callaron?
Pues no. Más bien estuve pensando cómo los podía provocar. Pues con sus despensotas y sus tarjetotas que logran en Grande, me dije “me van a malmirar mis paisanos de Chicoloapan”. Pues aunque a
algunos no les guste, aquí nos tocó sobrevivir, en el estado más poblado del
país, el que siempre ha sido gobernado por el PRI. Y no me mire a mí. ¿Yo qué?
Mírese a usted mismo. ¿Está satisfecho con el sistema en que vivimos?
Por
alguna razón tuve la oportunidad de escuchar a ciertos ciudadanos que vinieron a Chicoloapan para ser testigos
de lo que somos capaces de hacer los mexiquenses. Me dijeron “Ustedes llevan casi un siglo de ser
gobernados por el PRI. No sólo son el estado más poblado del país, son el
número 1 en asesinatos de mujeres y de robo en transporte público. Uno de cada
dos mexiquenses es pobre ¿Por qué votan por el PRI?” Y yo, que no estoy
acostumbrado a que me hablen de sopetón, me retiré rumiando cuestiones cómo: ¿a
ellos qué les importa si ni siquiera son de aquí?
En
la tele había un debate entre los que quieren gobernar al Edomex. Y allí vi
como los candidatos del PRI y del PAN se le iban a la yugular a la hija de un
albañil, (así se presentó Delfina). Y yo, al principio dije: pues sí, triste maestrita, pa qué se mete a las patas de
esos políticos que tienen el colmillo bien retorcido; como la señora que tiene
apellido de estupefaciente ilegal (Mota), que ya hasta fue candidata a la
presidencia de la república; quedó en tercer lugar y, como premio de
consolación, el señor Peña le asignó mil millones de pesos (¿Cómo para cuántos
kilos de tortillas alcanzará esa cantidad?); y el señor Alfredo, un güerito con la piel más blanca y tersa
que las muñecas Lilí. Le dicen Alfredo III porque su abuelo y su papá
ya fueron gobernadores y, según cuentan los chismosos, el día en que nació,
rodeado de pañales de seda, su hada madrina le dijo: “Tú serás gobernador. Pues todo esto (dijo, refiriéndose al Estado de
México) es nuestro”
Y
ahí estuvieron dale y dale con que Delfina no sabe ni hablar, que es ratera,
una naca, como la mayoría de los mexicanos, además, es morena (los otros tres
se han hecho cirugías y tratamientos faciales) y que ni siquiera sabe mirar a
las cámaras. Y entonces ¿por qué la atacan? Luego me enteré que las encuestas
la ponen en primer lugar, entonces me di a la tarea de hacer lo que siempre he
hecho, pues carezco de recursos para levantar encuestas, hice un sondeo de
opinión entre hombres, amas de casa, jóvenes y gente de a pie aquí en
Chicoloapan, y la mayoría me contestó: “ojalá
y ya saquen al PRI, mejor que gane Delfina”. Otros dijeron que los obligan a poner
cartulinas del primo de Peña, pero que van a votar en contra del PRI.
Coincido
con la mayoría de ustedes, mis queridos ciudadan@s, es hora de cantarle las
golondrinas al PRI. Casi un siglo de gobernar el Estado de México con los Del
Mazo, los Montiel, los Peña y Eruviel, los Hank (el que decía que “un político pobre era un pobre político”),
y ya ven cómo estamos.
Es
cierto que esta es una elección nacional. Todos los ojos del país están atentos
a lo que suceda en nuestro territorio. Es cierto que esta elección es parte de
la del 2018. Por eso las fuerzas políticas se están alineando hacia uno u otro
bando: O la continuación del sistema de corrupción e impunidad que sostiene al
PRI, o un cambio de régimen. En este escenario las dos fuerzas que se están
agrupando son, por un lado, el PRI y su aliado, el PAN y, por otro, la
oposición agrupada en torno de MORENA y su líder Andrés Manuel López Obrador.
Lo demás es pitorreo. ¿O acaso alguien en un análisis sensato cree que otro
partido realmente enfrenta al sistema?
Entonces,
la primera parte de la jugada para derribar al PRI, es la elección del Estado
de México. Por eso la guerra encarnizada en contra de la profesora Delfina
Gómez Álvarez, quien concita las aspiraciones de millones de mexicanos que la
ve como la posibilidad de echar al PRI de su madriguera. No es casual que a los
otros candidatos “de oposición” ni
siquiera se les mencione.
Entremés
histórico.
Patético
el final de un registro partidario que fue resultado de las luchas históricas
de la izquierda mexicana: El Partido Comunista Mexicano compitió en el proceso
electoral de 1976 de forma simbólica, con Valentín Campa. Simbólica porque
carecía de registro oficial. Fue memorable, por muchos años, el entonces
llamado “zócalo rojo” (ironías de la política, porque el rojo era el color de
los comunistas, a quienes les decían “rojillos”.
Ironías, porque ahora los rojos son los del PRI). Luego de ese lleno total en
la plancha del zócalo, el PCM les arrancó el registro como partido político, y
empezó su participación en procesos electorales, manejados por el mismo
gobierno, de ahí que nunca se podía saber el resultado real de las elecciones,
donde siempre ganaba el PRI. Una década de luchas, movimientos y diálogos entre
los grupos y partidos de izquierda fue unificando las propuestas. El PCM
abandonó su nombre y, junto con otras organizaciones, formó el PSUM (Partido
Socialista Unificado de México). Luego en alianza con el PMT., constituyeron el
Partido Mexicano Socialista, utilizando el registro que venía del PCM y luego
PSUM. Se mantuvieron al margen de ese acuerdo dos partidos: el PRT, que tenía
una posición más radical y crítica; y el PST, de oscuros nexos con el gobierno,
que encabezaba Rafael Aguilar Talamantes y Jesús Ortega Martínez. En 1987-1988
un fenómeno político electoral encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas cimbró al
sistema y lo partió en dos; el lema central: Democracia, hacer efectivo el
sufragio de los ciudadanos. Se creó el Frente Democrático Nacional. Luego del
vergonzoso fraude electoral que impuso a Salinas, Cárdenas, para evitar un baño
de sangre del pueblo, llamó a formar un nuevo partido el Partido de la
Revolución Democrática, utilizando el registro original del PCM-PSUM-PMS, es
decir, en la forma legal fue cambio de nombre, no creación de nuevo partido.
Como se sabe, en el sexenio de Salinas el PRD fue atacado por todos los frentes
y tuvo más de 600 muertos. Pero se consolidó como un partido nacional opositor
y comenzó su avance, hasta que se apoderaron del control del aparato del
partido los históricos chuchos, quienes en 2012, firmaron un pacto con Peña. He
ahí lo patético, un registro partidario (PCM) ganado para instaurar un régimen
democrático y un sistema igualitario, terminó de emblema para la firma de un
pacto con el PRI y su jefe Peña, para revitalizar el sistema de corrupción e
impunidad. ¿Qué diría Valentín Campa y los luchadores sociales que fundaron el
partido como instrumento para derrotar al PRI sistema?
Voto útil o voto
razonado.
En
diversas regiones del país han extirpado este cáncer que está acabando con la
salud pública del pueblo mexicano. Pero su raíz está arraigada, como mala
yerba, en el Estado de México. Si aquí extirpamos esa raíz, se acaba el sistema
priista. Entonces, si logramos que pierda el PRI en el Estado de México,
ayudaremos a otros mexicanos de otros estados. Le haremos un favor a la
República y cumpliremos dignamente con la parte que nos toca para sacarlos de
los Pinos en 2018 (y de paso de la presidencia de Chicoloapan). Es ahora. Es
posible. Abstenerse, anular o votar por quien no tiene ninguna posibilidad de
ganar, es un desperdicio histórico de nuestra fuerza popular: El voto. Todas
las encuestas (cuchareadas o no) coinciden: quien tiene la probabilidad de
ganar es Delfina Gómez Álvarez, es Morena. En tus manos está la decisión mí
querido lector: ¿O dejamos al PRI o lo sacamos del Estado de México? Yo ya
decidí ¿y tú?
Juan
Bautista Mendoza
Un
moreno ciudadano
Consulta La Gaceta de Chicoloapan