Quizá a usted no le interese, ni yo tengo por qué decirlo.
Pero considerando, y en respeto a la cantidad de lectores que acuden a este
blog, hago público mi voto.
Mi decisión no obedece a la línea política de ningún grupo,
ni al cumplimiento de alguna orden emitida por algún patrón. Presumo que lo
hago con entera libertad.
Tuve dos opciones: abstenerme y dejar que la elección pase
asumiendo el rol de “pilatos electoral”, o emitir un voto razonado, de acuerdo
con mis expectativas y convicciones, contradiciendo lo que he escrito con
anterior, en el sentido que la cantidad de opciones beneficia al poder. Decidí
hacer esto último.
No votaré por el partido en el poder ni mucho menos por sus
candidatos. Me uno al sentir popular que busca evitar su continuidad, porque
representan un grave retroceso para el municipio.
No votaré por Morena, que pudo ser una alternativa para
Chicoloapan, pero la llegada de su abanderado le restó aceptación entre los
ciudadanos. También porque su candidato ni siquiera me saluda. Sus motivos
tendrá y yo los respeto.
No votaré por el PRD porque no conozco al candidato. No
puedo emitir una opinión negativa ni positiva sobre su trayectoria, porque la
desconozco. Entiendo que el candidato tampoco me conoce, ni tiene por qué. Si identifico
a quiénes conforman los grupos mayoritarios de dicho partido, algunos son mis
amigos, y que son quienes impulsan la candidatura, sé también de la integración
de su planilla. Respeto sus decisiones, pero no motivan mi voto.
El Verde y Nueva Alianza son lo mismo que el PRI; obviamente
no votaré por ellos. De los demás partidos no supe de sus propuestas ni identifico
a sus abanderados. No puedo votar por ellos.
Sí conozco César Agustín Hernández, es mi amigo desde hace
varios años. Es cierto que no habíamos coincidido, con anterioridad, en otro
proyecto político. Entonces, cuando decide invitarme personalmente, evalúe lo
comentado al principio, de estar contribuyendo a la dispersión del voto. Sin
embargo, comprendí que mi voto no cambiaría esa intención del poder.
Es por ello, que en esta ocasión, además de votar por César,
es decir, por el Partido Encuentro Social, decidí sumarme a su proyecto para
ayudar, con mi grano de arena, a intentar modificar el esquema de poder
político imperante en Chicoloapan.
Respeto a todos los contendientes. Nunca he coincidido con
quiénes utilizan la ofensa y la calumnia contra ellos, y menos si utilizan una máscara,
seudónimo o trol para hacerlo. Yo prefiero la crítica aguda, abierta y con
nombre y apellido, con responsabilidad y argumentos. Estoy a favor de la
democracia. Sólo uno ganará la voluntad mayoritaria de los ciudadanos; obviamente
deseo que sea mi amigo y candidato por Encuentro Social, César Agustín Hernández.
Un saludo fraternal a los ciudadanos y ciudadanas, que leen
esta columna.